martes, 28 de agosto de 2007

El desafío de la educación (II)

La crisis de autoridad en el colegio por no haber confiado en el profesorado.

La LOGSE, tres grandes errores en cuanto a disciplina y posibles remedios.

Antes de la LOGSE ya algunos profesores habían rebajado la exigencia en el respeto que los alumnos deben tenerles. Lógicamente unos profesores la habían rebajado más que otros. Algunos se hacían llamar por el nombre en lugar de señor o señorita y el apellido, y se dejaban de tratar de tu, o hacían caso a los alumnos cuando les decían, a veces de lejos y gritando, “oye profe” o “oye seño”. O les pasaban por alto ciertas faltas de respeto. Y como dicen los ingleses “si no cuidas los peniques, tendrás que cuidar las libras”. Es decir que si no cuidas los detalles tendrás que cuidar las cosas gordas.

Antes de la Reforma que trajo la LOGSE cuando había una falta de disciplina de pequeña entidad había sistemas distintos para resolverla como por ejemplo echar de clase al alumno por unos minutos, copiar una lección, una nota a los padres por parte del profesor, etc. Y en general no había más problema.

Cuando la falta de disciplina era de mayor entidad se iba al tutor o al jefe de estudios. A veces se consultaba al director. Se determinaba la sanción que era tomada el mismo día o al día siguiente, que no pocas veces consistía en una expulsión por uno, dos o tres días del centro. Se solía hacer que los padres fueran al centro y se les explicaba el motivo de la sanción. El jefe de estudios llevaba el control de las expulsiones y cuando un alumno reincidía se podía expulsar al alumno más tiempo, si era necesario. Si el asunto era muy grave o el número de reincidencias era alto, se procedía a incoar un expediente que podía tener diversas consecuencias.

Los tres grandes errores de la LOGSE en cuanto a disciplina

Con la llegada de la LOGSE se produce el desmoronamiento de la autoridad del profesor. De toda o casi toda falta de disciplina se hace un castillo. Lo que en general antes era una cosa sencilla, se transforma en un expediente prácticamente judicial. Se hace un “parte” de la falta de disciplina. Mientras, el alumno sigue asistiendo a clase como si no pasara nada. Se nombra un “instructor” de esa falta de disciplina. Éste tiene que iniciar un proceso en el que tiene que escuchar al profesor afectado, a los padres o tutor y al alumno en presencia de su padre o tutor. En los últimos dos casos citándolos por escrito y respetando unos plazos mínimos. El instructor propone al Consejo Escolar la sanción con una exposición de motivos y es ése órgano el que tiene la última palabra. Todo esto en la práctica suponía en el mejor de los casos un mes.

Total que el interesado, si era sancionado, lo era al cabo de más de un mes. El alumno apenas relaciona la causa –la falta de disciplina– con el castigo. Durante todo este tiempo el profesor interesado y el alumno han seguido teniendo las clases y quedando impune lo que el alumno había realizado. Además el resto de los alumnos ven que efectivamente allí no pasa nada, y cuando pasa ya casi ni se acuerdan y mientras el profesor, y quizá toda la clase, aguantando mecha.
Es decir que se va difundiendo la idea –porque así es, de hecho–, de que no se confía en el profesor y se establece una especie de juicio, en el que el juez es el instructor (primer gran error). Así llegan los alumnos a la conclusión de que pueden hacer lo que les da la gana sin que de hecho pase nada. Y cuando pasa es al cabo de mucho tiempo –y más para los alumnos de estas edades–, con lo que apenas tiene efecto.

La inmediatez, o la proximidad del castigo respecto de la falta, es muy importante en los estudiantes a estas edades. Prescindir de este aspecto –la contigüidad del castigo con la falta– es quizá el mayor error de la LOGSE en lo que se refiere a la disciplina, que quita la autoridad del profesor (segundo gran error). Y llevará a que la clase llegue a ser un campo de batalla en el que en muchos casos hay profesores que dicen que de los cincuenta minutos de clase, a veces pueden aprovechar veinte para explicar y aún así con dificultades.

Otro hecho muy importante es que con la LOGSE el alumno no pierde el derecho a asistir a clase haga lo que haga (tercer gran error). El alumno tiene que cumplir unos mínimos –porque es sujeto de derechos y de deberes. Cuando el alumno piensa –como ocurre ahora en muchos centros– que él sólo tiene derechos y no tiene ningún deber, entonces el profesorado está perdido. Algún alumno llega a decir al profesor “¡Pobre de ti que me insultes, que te denuncio!”

Posibles remedios

En primer lugar: devolver la confianza a los profesores en todos los ámbitos de la disciplina, haciendo que los castigos sean el mismo día o al día siguiente hablando sencillamente con el jefe de estudios, y por tanto eliminando ese proceso judicial salvo en casos extremadamente graves en cuanto al hecho del alumno y de la fundada falta de confianza en el profesor a juicio de la Junta Directiva.
En segundo lugar: no dar nunca la impresión de que los alumnos no tienen más que derechos. El alumno en primer lugar tiene deberes que son los de asistir a clase con lo necesario para trabajar y estudiar. Y hacerlo de forma que rinda, aprenda y saque las mejores notas posibles para él. Por poner un ejemplo, si un alumno no lleva bolígrafo, ni libreta, ni los apuntes de los últimos días para estudiar, y cuado se explica no toma apuntes, ese alumno pierde el derecho a estar en clase por no cumplir estos requisitos. Y lo normal será echarle de clase.

En tercer lugar: cuidar todos los detalles de educación. Hacer que los alumnos traten al profesor de usted y le llamen diciendo señor con el apellido, o señorita o señora según el caso, evitar determinadas confianzas, y reñir toda falta de respeto. Hacer recoger los papeles del suelo, etc.

En cuarto lugar: no rehuir los castigos físicos como dar vueltas al patio, copiar lecciones, hacer una redacción sobre la forma que tiene que comportarse un alumno en clase, en la calle con la gente, etc. Echar de clase por unos minutos hasta que se calme.

En educación la confianza en el que educa es clave y la autoridad y el orden es imprescindible para que los alumnos puedan seguir las explicaciones del profesor.

Carles Clavell Ortiz-Repiso ForumLibertas.com

viernes, 24 de agosto de 2007

El desafío de la educación (I): la LOGSE o no aceptar la verdad

No se aceptó que existen tendencias vocacionales: de ahí nacen varias causas del desastre actual en la educación.

Hace unos quince años se puso en práctica la LOGSE. Tomaba como uno de los grandes puntos de partida los principios de la “comprehensive school”. Según esos principios los alumnos tenían que cursar el mismo currículum hasta los dieciséis años, en que podían entrar en el mercado laboral.

De esta forma no se ponía en evidencia que había unos estudiantes más listos que otros –lo que parece una especie de tabú para ciertos sicólogos y pedagogos de ciertas tendencias–, y no se producía un agravio a los que eran menos inteligentes. Hasta tal punto esto se consideraba así que al ponerse en marcha la LOGSE, la por entonces consellera d’Educació de Cataluña, dijo que separar a los estudiantes a los catorce años era una “perversidad” (sic). Al parecer ya no lo era hacerlo dos años más tarde, a los dieciséis.

Antes de la implantación de la LOGSE, los alumnos que se veía claramente, en 7º y 8º de EGB de aquel entonces, que iban mal en los estudios pasaban a hacer formación profesional. Desgraciadamente la formación profesional, aunque algo más práctica, seguía siendo demasiado teórica, y su índice de fracaso era más alto de lo esperado.

Con la implantación de la LOGSE todos esos alumnos que hacían 7º y 8º de EGB pasaron a hacer 1º y 2º de ESO. Y es ahora en estos cursos –1º y 2º de ESO–, en los que se aprecia, que para ciertos alumnos, lo suyo no es el estudio. Incluso ellos mismos se dan cuenta de que no les interesa, y que preferirían algo más práctico y concreto –menos abstracto–. Quizá se puede decir que los alumnos en esta situación son del orden del 25 ó 30% del total.

Una de las grandes causas del fracaso de la ESO –hay más y las veremos en otros artículos–, está en que esos chicos, que antes pasaban a formación profesional, siguen ahora con los demás alumnos en 3º y 4º de ESO. Y entonces, no sólo no tienen interés, sino que algunos de ellos presentan rechazo al estudio y boicotean consciente o inconscientemente la actividad de la clase de muy distintas maneras –preguntas improcedentes, comentarios que interrumpen la explicación, bolas de papel que tiran a compañeros, y un largo etc. Esto da lugar principalmente a que:

1. O no se pueda explicar, o muy poco;

2. que los alumnos que tienen interés vean que aquello es un guirigay y que no vale la pena la clase;

3. los alumnos no tengan ningún interés en estudiar la asignatura o en hacer los ejercicios o las dos cosas, con lo que los resultados de los exámenes son extraordinariamente bajos;

4. produce un elevado nivel de frustración en el profesor que ve que lo que está haciendo no sirve para nada o para muy poco.

El resultado –en los profesores–, de la constante lucha por mantener un mínimo de disciplina en clase, de ese elevado nivel de frustración, y del cansancio psíquico que produce esta situación, es un alto porcentaje de profesores en estado de estrés, que en no pocos casos conduce a la depresión.

El error fundamental de la LOGSE

Es haber seguido el principio de la “comprehensive school” –que ya un ex-ministro de Educación de Inglaterra dijo que había sido un error. Porque con este principìo y por tanto con la LOGSE, "no se acepta la verdad” de que existen unas tendencias vocacionales de las personas –estudiantes o no–, que están relacionadas con las capacidades –intelectuales o no–, de las personas .

Querer disimular las diferencias de capacidad y vocacionales para que los estudiantes no se frustren –como aducen “pedagogos y psicólogos modernos” que se autocalifican como “progresistas”–, ha creado los males que ahora tenemos y que vamos a tardar bastantes años en erradicar.

Y vamos a tardar muchos más años si los políticos siguen usando la educación como moneda de cambio o continúan considerando este proceder –que es erróneo en su misma raíz porque somos distintos–, como lo “políticamente correcto”.

Posibles remedios

Hacer varios curricula teniendo en cuenta las diferencias de capacidad y vocacionales. Y eso sin ningún miedo que se pueda pensar –porque lo pensarán igual–, que uno es para los listos y otros más adecuados a personas menos inteligentes. Y esto no es discriminación en el sentido peyorativo del término, sino adecuación de los medios a la capacidad y vocación de las personas.


Carles Clavell Ortiz-Repiso
ForumLibertas.com

sábado, 18 de agosto de 2007

El rey desnudo

Detrás del fracaso escolar masculino hay otras realidades que desprecian los actuales responsables

Este curso escolar nos ha dejado el amargo sabor del fracaso y la mediocridad. Los documentos del Ministerio de Educación y Ciencia nos muestran con crudeza la situación académica de nuestros niños y jóvenes. España es el tercer país de la Europa de los veinticinco, después de Malta y Portugal, en abandono temprano de la educación. Según datos de la OCDE, un 33% de alumnos deja los estudios tras la ESO (sólo por delante de la República Eslovaca, Turquía y Méjico).

Pero lo más llamativo es un dato evidente, que aparece de forma reiterada en todas las estadísticas y que los responsables de la educación parecen ignorar totalmente: el fracaso escolar en nuestro país constituye una problemática principalmente masculina. El fenómeno afecta por igual a todas las enseñanzas y ciclos, se mantiene con la misma intensidad tanto en las enseñanzas profesionales, como en los ciclos educativos que forman parte de la enseñanza obligatoria, y se concentra en la edad de 15 a 18 años, lo que supone que, en todos los tipos de enseñanza, las chicas obtienen mejores resultados actualmente y la diferencia va progresivamente en aumento.

Los varones están en crisis desde el punto de vista educativo. Las chicas sacan mejores notas y acceden en mayor medida a la Universidad. En contra de lo que infundadamente piensa la mayoría de la sociedad y como demuestran los estudios, son las chicas las que están arrasando en los colegios. El chico tipo está un año y medio por detrás de la chica tipo en lo que se refiere a leer y escribir; está menos comprometido en el colegio, se comporta peor y es más improbable que acabe realizando estudios universitarios. Lejos de aparecer tímidas y desmoralizadas, las chicas de hoy ensombrecen a los chicos. Consiguen mejores calificaciones. Tienen aspiraciones educativas más altas. Siguen programas académicos más rigurosos y participan en clases de alto nivel en mayor porcentaje. Muchas más chicas que chicos estudian en el extranjero.

A principios de los 90,The Times advirtió de la posibilidad de dar lugar a una segunda clase de hombre, sin habilidades y sin empleo. También el Economist se refirió a los chicos como «el segundo sexo» el día de mañana. La revista Business Week, en mayo de 2003, publicó un preocupante artículo (How the educational system bombs out for boys?), sobre cómo los chicos están siendo marginados por el sistema educativo, frente a unas chicas que, en igualdad de edad, los superan en capacidades. Le Monde de l´Education señaló recientemente la preocupación de los sectores educativos por la inadaptación de los chicos.

En España se ignora la existencia de este fuerte componente sexual en el fracaso escolar. Es un aspecto del que nunca se habla, pero que los docentes conocen perfectamente. Se barajan otras muchas variables —la edad, la raza, el nivel económico—, pero la relativa al sexo se ha extirpado de nuestros datos porcentuales. En consecuencia, no hay ninguna actuación para darle solución.

Mientras continuemos ignorando que el rey está desnudo, seguiremos sin solucionar el fracaso escolar que sufren nuestros muchachos. Este asunto se suele despachar en la mayoría de las ocasiones con la idea simplista de que las chicas son más estudiosas, pero lo cierto es que detrás de los datos de fracaso escolar masculino se esconden otras realidades psicológicas y sociales que son absolutamente despreciadas e ignoradas por los responsables actuales de la educación. Como afirma Donna Laframboise, en relación con las niñas todos estamos pendientes de los fallos del sistema educativo, del acoso en las escuelas, de la falta de estimulación de los padres, de los roles y estereotipos que la sociedad les impone. Pero en el caso de los niños, se les echa la culpa a ellos de su propio fracaso, no a las circunstancias, al modelo educativo o a la sociedad. Esto es injusto y trae nefastas consecuencias.

El menor rendimiento escolar puede generar —y más en la adolescencia— complejo de inferioridad, descenso de la autoestima, absentismo, necesidad de evasión de la realidad por medio del consumo de drogas y alcohol. La estabilidad emocional de algunos niños se ve afectada por la incomprensión a la que se ven sometidos durante la convivencia escolar constante con el sexo opuesto. Diversas investigaciones están dando cifras preocupantes de depresiones en niños y jóvenes, que suelen manifestarse con un bloqueo en los estudios que nadie se explica.

Los chicos españoles son cada vez más analfabetos que las chicas y están más desubicados que nunca. Tienen problemas, pero nadie sabe a qué se deben o cómo abordarlos. Los planes de igualdad en las escuelas no hacen sino ahondar aún más en una postura radicalmente errónea que pretende negar unas características propias a los varones. Nuestro sistema educativo está dando a los muchachos mucho menos de lo que merecen académicamente hablando.

Es necesario que los poderes públicos y las administraciones educativas se quiten la venda de los ojos y reconozcan la existencia de unas diferencias sexuales en el aprendizaje que están siendo despreciadas y cuya ignorancia provoca que los chicos se frustren, reduzcan su nivel de aspiraciones, piensen que estudiar es «cosa de chicas» y se hagan notar por medio de los excesos de violencia que llenan últimamente las páginas de nuestros periódicos. Nuestros muchachos no necesitan medicamentos contra la hiperactividad, psicopedagogías liberadoras, políticas de género o planes de igualdad que los rescaten de su masculinidad. Lo que necesitan son enormes dosis de comprensión y un sistema de enseñanza que se adapte a sus peculiares características y a sus tareas vitales específicas.

María Calvo CharroProfesora de Derecho Administrativo en la Universidad Carlos III
La Gazeta de los Negocios
27.VII.2007

viernes, 17 de agosto de 2007

En busca de la autoridad perdida


Unos meses antes de ser elegido presidente en Francia, Sarkozy estuvo en España. Aprovechó para lanzar algunos aspectos de lo que constituiría su programa electoral, que ha recibido el apoyo masivo de los franceses. Entre esos avisos de intenciones, hubo uno que llamó la atención: proponía que los alumnos se levantaran al entrar o salir del aula el profesor. Abogaba por reforzar la autoridad del profesor, hoy tan entredicho, cuestionado por padres y alumnos, y además envuelto en complejos culturales que el mismo profesorado ha cultivado, y que casi le hacen cautivo de su casi alentado deterioro.

Como cierre de su campaña electoral, Sarkozy dijo que había que romper con el Mayo del 68, con los principios del “todo vale”. Uno de los elementos ideológicos de Mayo del 68 fue el anarquismo, el intento de eliminar cuanto sonara a autoridad. Las víctimas no han sido pocos: la autoridad de los padres y la autoridad de los profesores han sido las grandes perjudicadas. Pero han minado la autoridad no sólo los jóvenes, sino las corrientes culturales, ciertos medios de comunicación, los propios profesores y los propios padres: los jóvenes se han encontrado con un sistema que les animaba a ser espontáneos sin responsabilidad, a demostrar que tenían personalidad si no aceptaban la autoridad.

"Todo vale"

En estos cuarenta años, la dictadura del “todo vale” ha hecho estragos. Las víctimas principales, al menos en mi opinión, no son los adultos, sino los jóvenes, porque han crecido con una fragilidad inusitada. Cualquier contrariedad o dificultad la evitan y la más mínima aparición de “estrés” se asocia a un mal peor que la peste. Una buena dosis de la formación sólida de los jóvenes la constituye la asunción de responsabilidades y la aceptación de la autoridad, como factores clave en la educación.

Pero los padres siguen sobreprotegiendo a los jóvenes: en vez de reforzar a los profesores, critican abiertamente a los docentes. En ese clima, esporádicamente surgen actos de violencia –de diversa índole, física o psíquica– de alumnos hacia sus profesores, de padres hacia los profesores. Los profesores también han caído en su propia trampa, al evitar desde hace años posturas de autoridad y criterio. Ahora, profesores y padres recogen su claudicación de deberes, y desean recuperar el norte perdido.

El "tuteo"

El norte en la educación es que cada uno ha de asumir su papel sin complejos. Alguien enseña y alguien aprende. Alguien tiene autoridad y otro ha de respetarla. No es retroceder culturalmente, sino reconocer que, a veces, culturalmente nos despistamos y retrocedemos.

Enrique Múgica, el defensor del Pueblo, ha propuesto desterrar el “tuteo” en los colegios, como muestra de respeto y de reconocimiento de la autoridad, que también contribuiría a disminuir la violencia en los centros escolares.

Sarkozy propone que los alumnos se levanten al entrar el profesor, y Múgica que desaparezca el “tuteo”. Indudablemente, son dos apuntes concretos, que alguien puede considerar de interés menor, pero yo más bien pienso que son manifestaciones concretas de un problema muy amplio, que hay que empezar a acotar y afrontar con decisión. La gran tragedia de los problemas amplios es que muchos optan por desanimarse, al observar que son tan complejos. El es gran número de personas “realistas”, que prefieren declinar su responsabilidad, aunque en esta plaga ellos y sus hijos sean víctimas muy cercanas de un conflicto de alcance internacional.

Tarea urgente

El deterioro escolar es un problema de todos, como ha señalado Enrique Múgica. Si es de todos, la tentación de que nadie comience a resolverlo es muy grande. Es un problema cultural, y no político, pero los políticos a veces se empeñan en fomentar una cultura con graves errores, y Zapatero es uno de esos líderes que, sin saberlo muy probablemente, rinde todavía culto al relativismo del Mayo francés. La prueba de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, dando carta blanca al relativismo, es la mejor prueba.

Reforzar al profesor es una tarea urgente. No será fácil ni rápido. Pero abramos un debate valiente. Sugiramos medidas concretas. No evitemos tampoco en los medios de comunicación nuestra responsabilidad. Pero, a veces, se adelanta bastante con medidas firmes. Lo del “tuteo” o levantarse cuando entre el profesor puede ir bien, pero son unos cuantos años de debate e hipotética implantación educativa. Apunto sólo una medida firme, en la línea de la eficacia que reiteradamente reclama Sarkozy, para atajar la sangría de amenazas que reciben los profesores: si un profesor es amenazado o sufre violencia por un padre o alumno, que la Conselleria de Educación asuma el caso y, si es susceptible de delito o falta, que se haga cargo de los gastos de un abogado, con rapidez, poniéndose al lado del profesor desde el primer momento. Que defienda jurídicamente al profesor.

Javier Arnal
02 de julio de 2007 Las Provincias

domingo, 5 de agosto de 2007

Los niños y la televisión ¿Que uso le doy a la televisión?

1) Para saber

Hace poco hubo en Roma una Jornada Mundial de la Comunicaciones, en la que intervino el Papa Benedicto XVI. Ahí se trata de proponer soluciones a los problemas que originan los medios de comunicación. Uno es el uso inadecuado de la televisión. El Papa hizo hincapié en la importancia del cuidado que se ha de tener, especialmente cuando la utilizan los niños.

Recibí la oración, que podría ser de un niño, que apunta a este uso, o abuso, que suele tenerse, y que transcribo a continuación.

"Señor, acudo a Ti para pedirte algo que no te costará trabajo, pues eres Dios. Creo que esto no será muy difícil. Tú que eres bueno y proteges a todos los niños de esta tierra, hoy quiero pedirte un gran favor, sin que se enteren mis padres. Transfórmame en un televisor, para que mis padres me cuiden como lo cuidan; para que me miren con el mismo interés con que mi mamá mira sus telenovelas preferidas o mi papá ve sus deportes favoritos. Incluso mi hermano me golpea por apartarla.

Quiero sentir sobre mi la preocupación que experimentan mis padres cuando la televisión comienza a fallar y rápidamente llaman al técnico. Quiero hablar como ciertos animadores que cuando lo hacen, toda mi familia calla para escucharlos con atención, sin interrumpirlos. Deseo ver a mi Madre tan atenta frente a mí como lo hace cuando ve las ofertas o consejos de belleza que le sugieren. O quisiera ver reír a mi Padre como lo logra el humorista o comediante de moda, con chistes que no entiendo. Quiero simplemente que me crean cuando les cuento mis historias de fantasías diciendo: ¡Es cierto! Lo vi en la tele."

2) Para pensar

Habría que pensar cómo es nuestra actitud ante la televisión, pues hay el peligro de ponerle menos atención a las personas que están a nuestro lado.

Si bien, el mismo adulto ha de saber cuidar todo aquello que mira en la televisión, en el caso de los niños adquiere mayor importancia al estarse apenas formando su personalidad, pudiendo adquirir formas inapropiadas en su pensar y en su obrar.

El Papa señalaba que no es posible dejar a los niños solos ante los medios de comunicación, pues siendo tan atractivos lo que reciben, a veces les lleva a confundir la realidad con la ficción. En ocasiones habrá que acompañarlos, o por lo menos enterarse de lo que ven, para poder dialogar al respecto.

Una medida de prudencia, el Papa apuntaba, es la necesidad de ser selectivos, de modo que piensen y elijan con acierto qué mensajes, qué programas, qué videojuegos son óptimos para su formación. Así los pequeños no serán arrastrados hacia temáticas y enfoques empobrecedores y engañosos que les deteriora y deprime.

Pensemos si vemos todo lo que nos dan o sabemos elegir lo adecuado.

3) Para vivir

Se trata de que aprendan a elegir aquello que les construye y les hace crecer en el bien y la alegría: "La belleza, que es como un espejo de lo divino, inspira y vivifica los corazones y mentes jóvenes, mientras que la fealdad y la tosquedad tienen un impacto deprimente en las actitudes y comportamientos"", dijo el Papa en su mensaje.

El Papa lanzó además "una fuerte invitación a los responsables de los medios para que pongan en primer lugar el respeto a la persona humana".

Aunque los operadores de los medios se ven sometidos a intensas presiones comerciales, sin embargo importa mucho cuidar el bien común, preservar la verdad, proteger la dignidad humana individual y promover el respeto por las necesidades de la familia.

(*) José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra.

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